miércoles, 2 de junio de 2010

Consecuencias de la automedicacion


Con la aparición de los fríos, las gripes y los catarros derivan frecuentemente en casos de automedicación. Sin embargo, tomar medicamentos sin control sanitario no sólo es poco eficaz sino que puede provocar reacciones adversas.
Desde siempre, es una costumbre arraigada entre la población, ante los primeros síntomas de resfriado, acudir al botiquín casero para intentar cortar el avance de la enfermedad. En ocasiones, los compromisos laborales y las tareas del día a día hacen relegar a un segundo plano el acudir al médico para que realice su diagnóstico y establezca la medicación adecuada en cada caso.
Se busca una solución rápida, evitando las esperas en las consultas médicas y se decide recuperar la medicina que ya fue efectiva un tiempo atrás. Las mujeres en edad laboral suelen ser quienes con más frecuencia recurren a esta práctica, en ocasiones incitadas por las personas del entorno cercano quienes recomiendan un fármaco porque “a mí me fue muy bien". Sin embargo, se desconoce si tendrá la misma validez en una tercera persona.
Consecuencias importantes
Según los expertos, la automedicación – el consumir medicamentos que no necesitan receta por decisión propia – en sí no es mala, siempre que se haga bien. Tiene un aspecto positivo porque la persona participa en el cuidado de su propia salud y genera un menor coste al sistema sanitario. En este sentido, no es algo a evitar sino a dirigir, porque mal dirigida, genera riesgos como el retraso en el diagnóstico o la potenciación de los efectos secundarios. Los medicamentos son beneficiosos si se usan de forma correcta, en la dosis indicada y sólo cuando son necesarios. En caso de la más mínima duda, conviene acudir al médico.
La automedicación no es un gesto intrascendente sino que puede implicar serias consecuencias para quienes, con frecuencia, deciden hacer uso de ella. Existen tres grupos de fármacos (analgésicos, antiinflamatorios y antibióticos) que mal empleados pueden provocar lesiones gastrointestinales, hepáticos y renales o neumonías, entre otras consecuencias. También pueden producirse intoxicaciones derivadas del consumo no controlado de sedantes, antidepresivos y analgésicos. Además, el uso constante y prolongado de antibióticos por medio de la automedicación puede desencadenar una alergia a los propios fármacos.
En el caso de los resfriados, al tratarse de infecciones causadas por virus, los antibióticos no resultan efectivos. Sin embargo, en muchas ocasiones se recurre a ellos y esto sólo sirve para que, al tomarlos de forma innecesaria, las bacterias se hagan resistentes y estos fármacos no tengan capacidad de actuar cuando sea necesario.
Es frecuente que los tratamientos con antibióticos no se terminen, tal y como manda el médico y que los medicamentos sobrantes queden en el botiquín casero. De esta forma se produce un almacenamiento y cuando la persona presenta síntomas parecidos utiliza los medicamentos sobrantes. El problema es que éstos pueden estar caducados o no ser los más indicados para su enfermedad, aunque los síntomas sean parecidos.

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