miércoles, 26 de mayo de 2010

uso de los antibióticos



El uso racional de antibióticos tiene como objetivo obtener el mayor beneficio para el enfermo, limitar el desarrollo de microorganismos resistentes y minimizar los gastos económicos.
En la difícil tarea de seleccionar un plan antibiótico, además de considerar los factores que se relacionan con el enfermo y su enfermedad, es necesario conocer las propiedades de las drogas.
Esto último nos llevó a emprender la tarea de considerar las características de los antibióticos agrupados en sus diferentes familias.
De cada una de ellas se analiza: su mecanismo de acción, el espectro de actividad, los mecanismos de resistencia, la farmacodinamia, la farmacocinética, los efectos adversos y eventuales riesgos tóxicos; de donde se concluyen sus indicaciones clínicas más apropiadas y la adaptación de las dosis en los casos de disfunción renal o hepática.
La importancia que tiene difundir la información acerca del uso adecuado de los antibióticos es el de buscar los mejores resultados, con el mínimo de efectos adversos y tóxicos, empleando planes más sencillos y menos costosos. Cuando los antibióticos se emplean adecuadamente se consigue además un retardo en la emergencia de cepas resistentes.
No solo en nuestro país, sino que en el mundo entero hay un uso excesivo de antibióticos. Se los emplea en enfermedades no infecciosas, en enfermedades virales, cuando se aislan gérmenes contaminantes que no están ocasionando enfermedad, ante la presencia de anticuerpos séricos pero en ausencia de actividad infecciosa, con el fin de hacer profilaxis sin haber indicación de hacerlo, porque el enfermo o la familia lo exige, como antipirético sin existir un diagnóstico certero de enfermedad infecciosa.
La prescripción no adecuada y abusiva de los antibióticos, la prolongación de los planes más alla de lo necesario, la aplicación de dosis subóptimas, la irregularidad en la toma de las drogas, son los principales factores que han llevado a que hoy la tasa de resistencia sea tan elevada.
Cuando se usa un antibiótico, especialmente si es de amplio espectro, hay que pensar en el cambio ecológico que va a sufrir la microflora normal de la persona. Esta microflora humana, orofaringea y gastrointestinal, se relaciona simbióticamente con el organismo y cumple una función de defensa contra la invasión de gérmenes potencialmente patógenos. Con la exposición a agentes antimicrobianos la flora normal se altera, lo que favorece las sobreinfecciones por bacterias patógenas resistentes y hongos. La vía de administración y las características farmacocinéticas de la droga, son otros factores que condicionan el cambio de ese ecosistema. Estos conceptos conduce a la necesidad de ser prudentes en la indicación de los antibióticos y en el tiempo de duración de las terapéuticas.


No todos han tomado la suficiente conciencia del grave problema que significa el aumento cada vez mayor de la tasa de microorganismos resistentes a múltiples antibióticos. Esto nos está conduciendo a épocas preantibióticas, en que se estaba desvalido frente a las enfermedades infecciosas y por tanto la morbimortalidad por esta causa era muy elevada.

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